Y va a ser que las desgracias nunca vienen solas. Que se ponen todas de acuerdo para que vengan una detrás de otra, y no dan tregua para asimilarlas, se amontonan unas con otras y no te conceden un respiro.
Será cosa del destino, que quiere hacerte fuerte y que pretende que saques fuerzas que desconoces que posees y de lugares insospechados.
Y no hay que evitar las situaciones, cerrar los ojos para no ver o escabullirte al máximo, si no todo lo contrario, lo mejor ante esto es afrontar la situación, plantarle cara, aceptar que en ocasiones la vida es una mierda, pero que no sirve de nada lamentarse, si no que hay que actuar, y aguantar el tirón, por supuesto.
Reconocer cual es tu lugar, qué función tienes, que echas de menos a esa persona, que el pasado quedó atrás y no hay que rebañar los restos de un plato que está vacío, que las cosas se tuercen y resultan contrarias a los planes previamente establecidos y no queda de otra que replanear el futuro.
Asimilar que has perdido y no intentar echar la rebancha cuando sabes que por motivos obvios saldrás hundidamente derrotado (exceptuando ciertos milagros que suceden a veces en ocasiones de la vida, que puedes salir victorioso), simplemente saber perder, porque una retirada a tiempo, es una victoria
Mi niña de Luna...
Hace 7 meses