miércoles, 10 de marzo de 2010

Try it!

Leí una vez, y de casualidad, que nunca se pierde realmente hasta que no dejas de intentarlo. Por eso yo he seguido intentando y aunque a veces un atisbo de renuncia se deja ver, aprieto fuerte mis manos, cierro los ojos, respiro profundamente y me recuerdo que rendirse es de cobardes.
Puede que mi empeño no exista en exceso, o por el contrario, puede que éste sea una gran hipérbole en mi vida y en la vida ajena. No lo sé y prefiero no pensarlo. Tan sólo sé que a veces, tras tanto intento una pequeña luz se asoma por la puerta y te permite tocar con la punta de los dedos lo que tanto tiempo has estado buscando.
Aunque luego en realidad, sólo se trate de un deslumbramiento fugaz, y como todo lo fugaz, se vaya. Y te deje ciertas marcas, unas marcas que son signo de que echas de menos aquello. Unas marcas que a veces duelen, pero te dan la fuerza suficiente para seguir intentandolo, para recordarte que no has perdido aún, para tatuarte en la mente la idea fija de que se puede todo, para no olvidar nunca lo valiente y fuerte que puedes llegar a ser.