viernes, 30 de enero de 2009

Sidecars

Ya que ayer me he ido a un concierto de estos chicos, o de parte de estos chicos, hoy he pensado que es un buen día para hablar de este grupo.
Son cuatro jóvenes de Alameda de Osuna (Madrid), lugar del cual han florecido bandas de rock ‘n’ roll tales como Pereza.
Ellos son Sidecars. Juancho (guitarra y voz), Gerbas (bajo), Manu (guitarra rítmica y coros) y Ruly (batería) y están recorriendo los garitos de media España para dar a conocer su álbum, llamado como el propio grupo, Sidecars.
Tienen ganas de comerse el mundo, de llegar lejos y eso se nota cuando se suben a un escenario. Existe una cercanía y una familiaridad que parecen estar tocando en el salón de su casa, se percibe que ellos disfrutan y eso hace que los asistentes lo hagan también.
Ayer en Valladolid me di cuenta de que no necesitan una guitarra eléctrica para hacer rock. Con dos acústicas, Manu y Juancho me hicieron pasar una noche inolvidable. A pesar de la no asistencia de Ruly y Gerbas (a los cuales se echó mucho de menos) el garito tembló, el público no paraba de corear sus canciones y de reír con ellos. Y yo personalmente sentí una magia muy especial que hacía tiempo que o sentía en un concierto, un sentimiento que no se puede explicar, y si un grupo logra eso, en mi opinión es grande, muy grande, aunque no vendan millones de copias ni llenen el Palacio de los deportes de Madrid, pero tiempo al tiempo.


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sábado, 24 de enero de 2009

Días extraños

Sin motivo aparente, hoy discutiría con alguien, chillaría y gritaría hasta no poder más.
No me siento a gusto conmigo misma, no me apetece quedarme en casa pero tampoco salir a la calle, no tengo apetito y sin embargo tengo hambre, no tengo ganas de hacer nada y por el contrario hago de todo.
Odio estos días en los que me llevo la contraria a mí misma, me busco y no me encuentro. Intento culpar a segundas o terceras personas, achacarlo al frío, a la ciudad, a las horas que son.
Pero sé que la culpa es mía, que como todos, supongo que tenemos días extraños.

miércoles, 21 de enero de 2009

Fundidos en cuerpos siameses

Me quedaría toda la vida enredada en sus brazos, tumbados en la cama, desnudos, fundidos en cuerpos siameses, abrazados y recostada sobre su pecho.
No importa que pasó ayer, ni siquiera lo que ocurrirá mañana, porque ahí me siento protegida, a su lado.
Protegida y segura mientras con su dedo corazón va paseando por mi brazo, mientras me besa en la frente o en la cabeza y mientras noto su respiración.

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Olvidarnos del tiempo perdido, despertar y ver que aún estás

martes, 20 de enero de 2009

Donde siempre

Mientras iba de camino a casa, me lo encontré. En ese sitio, en el de siempre.
Me sentía perdida y sorprendida, una sorpresa que iba muy de la mano de un compendio entre nervios, ilusión e incluso morbo.
No tenía sentido que me sintiese así. Es ilógico ponerte de esa forma con una persona que conoces tanto como yo a él. Cuando ya has descubierto cada recoveco de su personalidad y reconoces con facilidad cada poro de su piel. Los nervios deberían de ser inexistentes. Y la ilusión y la sorpresa más de lo mismo.
Pero sin embargo cuando me lo encontré sentí ese cosquilleo, que sólo consigue florecer él.
No era yo quien manejaba mi cuerpo, cuando se aproximó y se acercó a mi oído diciéndome “¿Me podrás perdonar algún día?” sentí que el mundo se podía acabar en ese momento, mi alegría era tan grande e infinita que no se puede expresar ni con la simplicidad de las palabras, ni con la afabilidad de los gestos. Quise abrazarle, y decirle “¿Bromeas? ¿Cómo no te voy a perdonar? No hay nada que perdonar” Pero la idiota que manejaba mi cuerpo se quedó paralizada, tan paralizada como aquellos primeros encuentros y sólo pudo sonreírle tímidamente y decirle: “Ya hablaremos

domingo, 18 de enero de 2009

Injusticias

El cuerpo me pide escribir.
Aunque debería estar estudiando, sí dentro de seis horas tendré un examen un tanto difícil, pero estoy aquí. A pesar de que es posible que nadie me vaya a leer, entender o incluso criticar. Estoy para reivindicar la mierda que es esta vida a veces.
Me dijeron una vez que las desgracias nunca vienen solas, y creo que llevan razón. No es que a mí me haya pasado algo, que va, de hecho si me pasase a mí me preocuparía bastante menos, lo que me pueda pasar a mí apenas es trascendente y/o/u importante.
Es a ellos, a dos grandes personas que forman parte de mi vida. Y eso, realmente sí que me preocupa, que ellos (con motivo más que de sobra) estén mal. Que ellos sufran me parte el alma y no me deja estar tranquila.
A mí no me importa que me despierten por la noche, pasar la noche con ellos; acompañados un café y hablando de la Pantoja, lo que hice el otro día o lo enamorada que estoy de Rodri, estar tres horas al otro lado del teléfono para animarle o mandarle sms sin respuesta cada cierto tiempo para que vean que estoy ahí y que sobretodo en estos duros momentos me apetece estar con ellos.
Y repito que lo que yo tenga que hacer, bien por placer o bien por deber, no tiene en absoluto ningún valor.
Pero me preocupa que ellos lo tengan que hacer, verlos llorar, verlos que lo pasan mal, porque realmente no se lo merecen. Sí, ya, momentos duros los tenemos todos, pero odio que así sea.
Siempre quedará esperar que pase el tiempo, que dicen que es sabio y lo cura todo y yo me fio, pues si me dijeron que las desgracias no venían solas y se ha cumplido, esta también debería de ser asi, ¿no?

jueves, 15 de enero de 2009

...y que te lo creas

Me encantaría decirte que te quiero, que te quiero con la desmedida ilusión de una niña, como quien quiere dar lo mejor de sí.
Decírtelo y que te lo creas. Que a pesar de todo, de haberme negado y no dejarme llevar por nuestros (o tus) impulsos, te quiero, como siempre lo he hecho.

martes, 13 de enero de 2009

Sensaciones

 Ojeras profundas, caras dejan ver sin lugar a dudas una noche de insomnio, manos inquietas y en ocasiones sudorosas, movimiento continuo que denota nervios. Una clase y mucha gente. Y a las 10 entra el profesor.
Venga, vomitar todo lo que sepáis.

lunes, 12 de enero de 2009

Desisto

Me tumbo en la cama, cansada.
Enchufo a Bob, pero no, hoy no me apetece el sonido de la armónica. La alegría de los Beatles tampoco, ni siquiera la fuerza de los Who.

Así que escucho el silencio. Enciendo un cigarro, que me relaja y me alivia y me voy a la nevera a por una cerveza. Comienzo a desinhibirme. Decido ir a por un cubata “cuanto más fuerte mejor” y me vuelvo a la cama.
ERROR! Olvidé que ni fumo ni bebo.

Vale, busquemos otra solución… cojo un libro y empiezo a leer, me adentro en las grandes aventuras de Robinson Crusoe, Daniel Defoe era un escritor, no como la gentuza de ahora, decía mi profesora de literatura. Y que razón llevas Ana Tere. Continúo leyendo y caigo en la cuenta que ayer Andréscabróndeseñorlobo me ha desvelado el final.

Cojo papel y boli y sin saber qué voy a escribir, empiezo. Jo! Me he quedado sin tinta.
¿Esto es qué es? Desisto. Me desespero y ¿Qué hago? Nada. ¡Qué vida más triste!

Entonces recuerdo que estamos en el siglo XXI, con ordenadores e historias de estas. Así que decido hacerme un blog, para contar mis inútiles historias. Para desahogarme, para escribir cosas sin sentido, para dejar hueco para la imaginación y para recordar viejos y no tan viejos momentos.