viernes, 21 de mayo de 2010

Duras experiencias

Tengo esa sensación estúpida, un atisbo de felicidad penetra en tu cuerpo, sin un motivo consistente.
Esa increíble sensación de reírse porque sí, de sonreír a la vida, de mostrarte optimista incluso en las peores sensaciones.
Ese sentimiento de superación, que no importe nada. Que trepas a los cielos en las más difíciles soluciones.
He pasado dolorosos momentos, situaciones en las que le he demostrado al mundo y a mí misma la fuerza interior que tengo, duros tragos que casi me cortan la respiración, donde me ha costado seguir, donde a cualquier persona le hubiese costado seguir.
Pero siempre tuve un sentimiento de confianza, creía ciegamente en que todo saldría bien, dentro de lo que cabía, y así fue.
Y hoy me doy cuenta de que todo ese positivismo es extremadamente necesario en mi vida, sin él, todo hubiese sido mucho más difícil.
Ese positivismo que te plantea las cosas más remotas, ese positivismo que es como la fe, sólo puedes creerlo, pero que te levanta con fuerza en las peores situaciones. Que te muestra esperanza y te ofrece un último trago cuando la botella quedó vacía.
Ese positivito que revisa al entorno, que lo olfatea, palpa, siente, huele, mira, observa, prueba y oye y que tras ello genera un veredicto agradable y óptimo. Que te da la posibilidad de ser feliz.

Vivimos rodeados de situaciones, experiencias, movimientos, acciones, sensaciones, ilusiones… que generan una percepción en nosotros, que forman de alguna manera nuestros sentimientos, que organizan nuestra cabeza y está en nosotros mismos darle uno u otro significado.

A fin de cuentas, todo lo malo se pasa, y siempre habrá algún motivo para ser feliz, que te demuestre que la vida, aunque duela, merece la pena vivirla con esmero y empeño. Y que todo lo demás no importa, mientras no te genere un mínimo de satisfacción. Nunca es tarde para ser feliz, ni para sentir placer, ni para comprender que la vida son dos días y tres cafés.

3 comentarios:

  1. Buah! Hacia que no me pasaba por aqui mil años!

    Dijiste 'todo saldrá bien'..y salió bien..porque si, porque eres la mas grande, eres un terremoto ;)

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  2. ¡Después de la tormenta siempre viene la calma!

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  3. Después de cada vivencia queda la experiencia y la sensación de haber sabido enfrentarse a los problemas. Gracias por tus palabras del otro día, me hicieron sonreír. Un abrazo

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